Tamara Adams |
Aquí hay algunos principios sólidos informados por los diferentes campos
del desarrollo de la neurociencia y la psicología del desarrollo sobre formas saludables y pacíficas de criar
a nuestros hijos e hijas:
PRESENCIA
La habilidad de estar completamente en el presente, ahora mismo, con tu
cuerpo, pensamientos, sentimientos, comprometid@ y contectad@. Una de las mayores necesidades del niño o la niña es dosis de este tipo de presencia,
no de una presencia “distraída”. Trata tener
un tiempo de “no hacer nada más”. Siéntate
en el piso, coge los bloques o legos, los libros o cuentos, las muñecas y permanece disponible para tu niño o niña. Esta es una forma potente de conectar tu
mente y sentimientos con la de él o ella,
además de estimulación intelectual.
También se puede dar la “presencia” cuando los padres se permiten aprender
de sus niños y niñas de su gran
sabiduría, sobre su curiosidad, su capacidad de jugar y creatividad, su
espontaneidad. Si puedes hacer esto 20
minutos, 30 minutos 1 hora al día e ir incrementándolo, es una vitamina mágica
para la relación con tu hijo o hija para su apego contigo. Los nutre a ambos y los protege de los
efectos disruptivos del día a día. También mejora la verdadera buena
autoestima, ya que el tu niño o niña percibe que es merecedor de tus cuidados,
de tu atención y presencia exclusiva.
Cultivar la capacidad de presencia es la mayor inversión que puedes
hacer por tí mism@ y por las relaciones con tus seres queridos.
CONSCIENCIA
El Conocimiento que tienes de estar al tanto. La parentalidad pacífica incluye muchos
pequeños detalles tales como saber cuándo tu niño o niña comió proteína o
verduras, tomó líquido, si algo le pasó en el colegio o a qué hora fue a
dormir. El conocer cómo son sus ciclos y
sus procesos de desarrollo saludables así como son sus formas de aprendizaje y
crecimiento a través de sus sentidos.
También la consciencia de que criar niñ@s nos despiertan
sentimientos y vivencias dormidas u
olvidadas con relación a nosotros mismos y la relación con nuestros padres que
influyen en nuestra forma de ser madres y padres y en la forma de criar a veces
proyectando lo mismo o haciendo lo contrario, la consciencia nos permite poder
hacer lo que consideramos correcto o equilibrado sin repetir patrones
inconscientes.
RITMOS Y PROCESOS
Cada uno tiene su propio ritmo y proceso personal, buscar ser conscientes
de esto y adaptarse al ritmo de tu hijo o hija pequeño, son mucho más rápidos
en algunas cosas como correr o saltar y muchos más lentos en otras como
comprender cosas o aprenderlas. No
busques forzar su ritmo, esto lo hará perder su esencia y podrá hacerlo
enfermar. Busca acomodarte al de él, hay
muchos años de diferencia y de experiencias entre una generación y otra es
imposible que él se ajuste a tu ritmo y proceso, tiene que ser alrevés. Pon tu reloj interno en modo lento cuando te
relaciones con tu hijo y ten paciencia, esto puede hacerte mucho bien a ti y
desacelerar te permitirá conectar con tu propio ritmo interno también. Busca darles una estructura y estabilidad en
sus horarios y rutinas esto ayudará a regular sus ritmos internos y
biológicos. Los cinco primeros años de
vida son fundamentales en el desarrollo de su cuerpo, sistema nervioso y
psíquico influenciará si le das una base sólida y bien estructurada pudiendo desarrollarse
plenamente y en bienestar.
NUTRIR
Busca nutrirte a ti mismo y a tu niño o niña de experiencias amables,
placenteras y gratificantes de alegría, entusiasmo, pero también de coherencia
y claridad de verdad. No una felicidad
artificial o enfocada en cosas superficiales o materiales sino en el compartir
en el amor y la sencillez, la humildad.
Lo que nutre no es el juguete es el juego compartido con el padre o
madre. Brindémosles aliento, cariño y
comprensión esto se traducirá en un mundo interior calma y sostenedor. Busquemos brindarle rutinas, pautas, reglas
claras y coherentes, a veces el castigo con privaciones de cosas o situaciones
ayuda a interiorizar lo que está bien de lo que está mal ayudando a regular sus
impulsos y desarrollar su consciencia moral, de esa forma el niño o niña madura
de lo contrario se mantiene como un bebé en un cuerpo más grande.
CONFIANZA
Se va construyendo a partir de todo lo anterior y de la coherencia, no
existe confianza sin presencia, sin amor ni comprensión, sin un apego sólido
con los padres. La confianza estructura
al niño o niña, le da una fortaleza y seguridad
básica, les permite crecer y desarrollar en libertad y plenitud,
sintiéndose cuidados y protegidos y con recursos relacionarse y para protegerse y defenderse de las dificultades
que puedan presentarse en las diferentes situaciones de la vida cotidiana.
¿Cuál de éstos
principios resuena en ti?
¿Cuál te interesó más?
¿Quieres hacer algún
comentario sobre alguna experiencia?
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espacio especializado en Consejería, Psicoterapia, crianza, familia niñez y adolescencia puedes consultar
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Basado en Yourney of Young Women y
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