domingo, 26 de agosto de 2012

El Diagnóstico y la Singularidad


Un niño es un ser maravilloso y complejo, dotado de un universo de capacidades, recursos, ideas y sentimientos. ¿Será que se puede resumir toda esa complejidad del ser en una etiqueta psiquiátrica o diagnóstico a partir de una serie de síntomas o conductas? La manera en cómo denominamos a los niños y la manera en que los tratamos por causa de las etiquetas, genera que se vean a sí mismos con un déficit, con algo que anhelar y de lo que carecen. De alguna manera les quitamos la posibilidad de definirse a ellos mismos, exponemos y proyectamos su fragilidad delante de todos y muchas veces sin tomar en cuenta que esa es no sólo la fragilidad del pequeño(a), sino que lo es de su familia y de la sociedad en la que está inserta. La mayoría de diagnósticos con etiquetas llevan a los niños a encasillarse en vez de ayudarles a fortalecerse y convertirse en  seres plenos y felices, capaces de reconocer sus fragilidades pero sobre todo sus grandes capacidades.

El término diagnóstico suele hacer referencia al proceso de asignar a un individuo una enfermedad dentro de  una categoría del sistema de clasificación de patologías o enfermedades mentales o del desarrollo. Un sistema de clasificación es una forma de describir un fenómeno de manera sistemática o a través de estudios estadísticos. Estos sistemas describen categorías o dimensiones de los problemas del comportamiento.  El DSM (Manual de Diagnóstico Estadístico de la Salud Mental) es el sistema de clasificación más utilizado en Estados Unidos. También se usa el CIE desarrollado por la Organización Mundial de la Salud.  Hay algunos autores que sostienen que el DSM IV promueve un modelo de enfermedad que hace hincapié en el origen y tratamientos biológicos y da poco valor a los factores ambientales, afectivos y de contexto cultural (Resnick, 1993). 
Por otro lado, un diagnóstico bien realizado puede proporcionarnos información valiosa. Qué tipo de trastorno padece el niño, el posible origen  del mismo, el curso evolutivo que se espera, el tipo de tratamiento que se propone,  así como la respuesta al mismo.  Algunos científicos nos dicen “La meta ha sido desde un inicio la categorización de los trastornos y no de las personas” (Rutter y Gould 1985) Sin embargo, existen muchas críticas hacia los manuales de clasificación de trastornos, porque se enfocan en aspectos netamente conductuales o sintomáticos y no incluye aspectos emocionales, sociales y de historia de vida del paciente.

Primero el Diagnóstico ¿y ahora?
En los últimos años han surgido diversas organizaciones Anti DSM (Manual de Diagnóstico Estadístico de los trastornos Mentales) y se logró que once mil profesionales de todo el mundo firmaran un documento en el que piden a la asociación de Estados Unidos que no ponga en marcha el manual. "Cada actualización presenta más trastornos y así se medicaliza cada vez a más personas", afirma La Organización Mundial de la Salud (OMS), sugiriendo además revisar ciertos criterios diagnósticos como el TDH (trastorno de déficit de atención por hiperactividad), y la utilización de un abordaje interdisciplinario y actualización de los médicos generales, neurólogos, psicólogos, así como de los psiquiatras. (Diario Mirada al Sur, Argentina)

Las pastillas psiquiátricas son sustancias que actúan directamente sobre el sistema nervioso por lo que se requiere una gran seriedad y sentido de responsabilidad para su indicación y utilización. En salud mental, las pastillas alivian síntomas, pero no curan enfermedades. Son elementos químicos que nos ayudan a equilibrar o a suplir cierta falta a nivel orgánico, como una especie de bastón. En el caso de niños, medicar con pastillas psiquiátricas es algo muy delicado y puede ser en algunos casos contraproducente. Es necesario conocer las alternativas, los beneficios del tratamiento, inicio y fin del mismo. Los padres responsables deben estudiar detenidamente los efectos colaterales de dichos medicamentos y buscar un diagnóstico interdisciplinario en dónde el psicólogo clínico especializado en niños ayude a analizar los aspectos emocionales, historiales familiares y sociales para luego evaluar si una medicación es inminentemente necesaria.
Es también importante recordar que el sistema nervioso de un niño está aún en proceso de desarrollo, esto es algo que debe tomarse en cuenta, por lo que no se puede realizar un diagnóstico en salud mental o desarrollo integral hasta aproximadamente los 5 años de edad (puede hacerse una presunción diagnóstica; es decir, se presume un diagnóstico pero no se asume del todo).  Solamente en los casos de problemas neurológicos de origen netamente biológico se pueden hacer diagnósticos por médicos especialistas.

El Tratamiento
Detengámonos un momento a pensar, el incremento de niños con dificultades emocionales y del desarrollo son alarmantes y cada vez se presentan en niños más pequeños y estos son los casos que son motivo de preocupación en los nidos y que llegan a los consultorios.  La pregunta es ¿por qué?  Porque el niño se enferma como expresión de un malestar familiar, pero también de un malestar social y esto se encuentra relacionado con el contexto económico, cultural e inclusive histórico tan complejo  en el que nos encontramos.  La ley del libre mercado, las largas jornadas laborales, el mundo globalizado y la tecnología todos esos aspectos influencian sobre manera a la hora de ser mamás y papás, los valores se van perdiendo y lo que se exige es que el individuo rinda y cumpla con su cuota de generar ingresos la cual cada vez debe ser mayor, y es la persona la que “debe” adaptarse a todas las demandas de las empresas, de la sociedad.  No existe un enfoque humanista dónde el eje sea la persona, su bienestar,  y todo esto favorece el  individualismo, los sentimientos de vacío, el deterioro de vínculos, los niños están solos en casa, o al cuidado de otra persona que no es su padre o su madre o con la televisión y videojuegos, y es esto lo que genera cada vez más problemas de salud mental y del desarrollo en los niños, familias, inclusive los adultos.  Se ha ganado mucho terreno ahora que las mujeres trabajamos, pero es importante tomar en cuenta como le digo a las mamás en terapia que una mujer que está sola y trabaja no tiene mayor problema pero una mujer que es madre y esposa y trabaja tiene que evaluar sus prioridades y estar al tanto  que un niño pequeño tiene ciertas demandas afectivas y de cuidado que no pueden pasarse por alto y dentro de las cuales están la presencia y protección, para los padres también es importante la reflexión para generar cambios a nivel familiar y de relación y que todos busquemos  generar cambios a nivel social siempre basados en el equilibrio y en favorecer  que el eje o centro de la misma sea la persona.
Una de las opciones terapeúticas que considero muy útil es la psicoterapia vincular-familiar psicoanalítica. Esta terapia trabaja a partir del desarrollo afectivo y el fortalecimiento de los vínculos. Busca que los padres desarrollen los recursos  parentales básicos para cumplir las funciones propias de su rol de adulto cuidador a través del  juego, la palabra y el arte. El niño y los padres a través de las intervenciones de la terapeuta, empiezan a entender qué les pasa, empiezan a expresarlo y se generan cambios en los vínculos y lazos familiares. Con esto los padres encuentran su propia manera de ser papás, evitando repetir patrones del pasado o actuando sin pensar, tienen la oportunidad de re-pensar en su hijo con mayor empatía y además generan el espacio mental para que su niño o niña se sienta acogido y sostenido.
Este proceso es curativo, alivia y no requiere de tantos diagnósticos ni tantas etiquetas, tan sólo empezar a comprenderse más, ser más empáticos, aprender a jugar, a hacer cambios, a darnos cuenta que los niños tienen ideas y sentimientos propios y que al ser pequeños(as) necesitan mucho cuidado y protección. 
Para terminar esta nota me gustaría decir que sí existen tratamientos que pueden  aliviar al niño y devolverle la posibilidad de  un desarrollo integral y  afectivo sano. Como padres es nuestro deber buscar con perseverancia esas maneras hasta lograr que nuestro niño y toda la familia se sienta bien. Para lograrlo se necesita un trabajo sostenido, mucha intuición y apoyo profesional competente cuando sea necesario. Cómo padres que buscan un diagnóstico o tratamiento para su pequeño(a) es importante que hagan todas las preguntas que crean necesarias hasta que sientan que están satisfechos y si no logran esa satisfacción busquen otras alternativas o profesionales de la salud mental. Algo importante es que  todo trabajo con niños pequeños involucra de manera cercana y contínua a los padres y es importante solicitar estos espacios dentro del tratamiento.  Con esfuerzo y perseverancia muchas cosas se pueden lograr sin dejar de lado el respeto a la individualidad, el afecto y la comprensión de lo que cada comportamiento o síntoma expresa, que no es otra cosa que la expresión de un malestar familiar. Cuando la familia es capaz de asumir esa responsabilidad todo cambia, todo mejora, se sale del terreno de lo confuso y lo doloroso para pasar a un espacio de plenitud y libertad.
"La insistencia en el psicoanálisis tiene pues, una razón de ser: la preservación y la defensa del campo de la subjetividad.  Precisamente porque la clínica psicoanalítica no es una práctica reglamentada sino que su acción se atiene a la singularidad del caso por caso... una tratamiento basado en principios antes que estándares" (Nueva Escuela Lacaniana Psicoanalítica del Perú)

*Artículo elaborado para la Guía Aló Bebé - Agosto 2012

miércoles, 8 de agosto de 2012

Decir No



El decir NO tan sólo una palabra es algo tan inmenso, es saberse diferente de otro, es conocerse por dentro,  es  sacar todo  afuera,  es la piel entre el otro y uno, es la individualidad, es el ser uno mismo, es el sentirse lo suficientemente fuerte para decirlo, para poder construir una casa propia y habitarla, para poder ser tu, para poder ser yo.

lunes, 6 de agosto de 2012

Abordajes Actuales en Orientación Vocacional



Maleonn
Luego de la revolución industrial  y las consecuentes variaciones en la división del trabajo  a raíz de las modificaciones culturales, sociales y tecnológicas surge en el siglo XX la práctica  de la orientación profesional.  Luego de la primera guerra mundial se plantea como un ajuste  entre  las necesidades de los puestos de trabajo y las aptitudes de los individuos  (A. Gullco). Posteriormente, se desarrolla un enfoque de diagnóstico a través de pruebas o tests  psicológicos para poder medir las habilidades y potencial de las personas  para su ajuste en los correspondientes puestos de trabajo;  otorgándole el saber al profesional de la orientación vocacional,  más no al sujeto consultante, eliminando en este proceso la posibilidad de reflexionar, de devenir en un sujeto que es dueño de un saber sobre sí mismo y sobre el desarrollo de su quehacer profesional.  Posteriormente y luego de varias propuestas y metodologías llevadas a cabo  surgen los abordajes desde la psicología clínica y psicoanálisis  como manera preventiva y facilitadora del desarrollo del adolescente,  o como intervención en el joven o adulto, buscando devolverle al sujeto ese saber y ese conocimiento sobre sí mismo. Dentro de una situación de interrelación con otro que acompaña, escucha, lo calma y lo ayuda a pensar, y lo espera respetando sus tiempos internos; es decir, el psicólogo como un co-pensador, otorgándole el lugar principal al consultante, dónde se deja que la palabra de éste tenga el primer lugar así como la posibilidad de jugar a través de la diferentes técnicas que el psicólogo(a) pueda poner en práctica relacionadas al arte y la música.  Es así que la orientación vocacional en la actualidad busca   incorporar herramientas de otras disciplinas  como la educación, arte, música e inclusive la sociología, aspectos formativos o sociales que se requiere tomar en cuenta en el trabajo de orientación vocacional para realizar este abordaje de manera efectiva en un contexto o escenario social complejo como lo es el de nuestros tiempos.

Sobre la Subjetividad y el Jugar en la Orientación Vocacional                                                                   
¿Y qué es la subjetividad? Lo subjetivo es lo pertinente a uno mismo y se construye a través de la subjetivación que es el proceso de construcción de un individuo, es el proceso de devenir sujeto singular y para que este proceso se lleve a cabo se necesita de la interrelación entre dos sujetos, de una intersubjetividad.  ¿Y por qué menciono todo esto? porque son aspectos que se trabajan en el psicoanálisis y la psicología clínica y al ser utilizados en un trabajo de orientación vocacional este proceso de interrelación entre el psicólogo y el que consulta y las acciones que realice el orientador darán lugar a esta subjetivación tan importante para que el adolescente pueda sentirse que se terminar de construir, como una persona  autónoma, con ideas, opiniones y sentimientos propios, más aún tomando en cuenta la etapa que está viviendo la de la adolescencia dónde se están reafirmando aspectos propios de su personalidad y está terminando de identificarse pero también de diferenciarse de los otros, fundamentalmente sus padres.  De ahí la importancia de un trabajo que cuente con la presencia de otro que contenga, que  facilite el pensar, y el pensar-se, que ayude a desplegar las fantasías y el jugar, lo creativo del adolescente para que este pueda “jugar libremente y así poder crearse” durante  las sesiones  y que  esto le permita más adelante finalmente poder  llevar a cabo esta  “creación” de sí mismo   eligiendo su vocación y planificando su itinerario vocacional futuro.  Una vocación que le permitirá no sólo seguir desplegando sus capacidades  y posibilidades sino le generará un inmenso placer y satisfacción.  No olvidando que el disfrute y la conexión con la parte emocional  del o la adolescente no debe dejarse de lado en esta situación.  “Cuando yo elijo me pongo muy racional y no quiero sentir” me decía el otro día una joven, esto justamente es lo que se requiere trabajar, enlazando estos dos aspectos del adolescente que lo hacen ser una unidad, su parte intelectual y la afectiva, él mismo en su totalidad, para que pueda hacer una buena elección vocacional.

Un proceso de orientación vocacional es la  producción de  una historia a partir de lo  que nunca había salido a la luz” (Sergio Rascován 2011)


  Contacto: Adriana María Origgi de la Flor salaestar1@gmail.com Adriana María, Canto de Estrellas (fb) https://www.facebook.com/amariaqoyll...