viernes, 21 de febrero de 2014

LA INCUBACIÓN EN LA PSIQUE FEMENINA

Stephanie Pun Law
Lao Tze dice "De uno vienen dos y de dos, tres. Y de tres vienen diez mil". Cuando llegamos a la multiplicación del tres de algo, es decir al momento de la transformación, los átomos empiezan a brincar y allí donde antes sólo había laxitud se produce la locomoción.

El hecho por ejemplo de quedarse tres años sin marido puede simbolizar el periodo de incubación de la psique, en el que el hecho de tener otra relación sería demasiado difícil y nos distraería demasiado. La misión de estos tres años es la de ayudarnos a fortalecernos todo lo que podamos, a utilizar en provecho propio todos los recursos de la psique y a adquirir la mayor consciencia posible. Lo cual supone salir de nuestro sufrimiento para ver lo que éste significa, cómo actúa, qué pauta está siguiendo, estudiar a otras personas que siguiendo en la misma pauta, hayan conseguido superarlo todo e imitar aquello que tiene sentido para nosotras.
Esta observación de las situaciones apuradas y las soluciones a que han llegado otras personas es lo que induce a una mujer a quedarse en sí misma y así es o debe ser pues tal como vemos más adelante en el cuento, la tarea de la doncella es de encontrar al esposo en el mundo subterráneo, no en el de arriba. Las mujeres ven restrospectivamente la preparación del descenso de su iniciación que abarca unos largos periodos de tiempo, a veces años, hasta que finalmente se arrojan desde el borde a los rápidos, a menudo empujadas, aunque algunas veces también por propia iniciativa, lanzándose con donaire al acantilado. No obstante, esto último no es muy frecuente. Este periodo, se caracteriza a menudo por el tedio. Las mujeres suelen comentar que no saben muy bien lo que quieren, si un trabajo, un amante, un poco más de tiempo, una actividad creativa. Les cuesta concentrarse. Levar a cabo una labor productiva. Esta inquietud nerviosa es típica de una fase de desarrollo espiritual. Sólo el tiempo y en una fecha no muy lejana nos llevará hasta el borde, desde el que tenemos que caer saltar o lanzarnos....
Si prestamos atención a las voces del sueño, las imágenes, los cuentos - sobre todo, los de nuestra vida, nuestro arte, a las personas que nos han precedido y nos prestamos atención las unas a las otras, algo recibiremos, incluso varios algos que serán ritos psicológicos personales y nos servirán para consolidar esta fase del proceso."
Clarissa Pinkola, Mujeres que Danzan con Lobos

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