El año
pasado antes de ir a atender pasé por la Galería Lucía de la Puente y me
encontré con “Al Acecho de la Imagen” de Sergio Cabrera, estaba interesada en
ver su composición de imágenes y su propuesta sobre aquello que no podemos
mirar, aquello que pasa a nuestras espaldas y todas las posibilidades a
las cuales eso nos remite. No fue una casualidad que caí por
ahí me encontraba tratando de estudiar y comprender sobre la perversión y sus
implicancias sobre lo que uno percibe, escenario confuso y distorsionado,
y/o deja de percibir o niega.
Me topé con
una serie de cuadros unos personajes de espaldas y mostrando la nuca, aludiendo a lo que
pasa cuando uno se expone dejando la nuca al descubierto y/o no ve lo que pasa a sus espaldas. A veces uno no puede ver, a veces uno no
quiere ver y a veces uno no deja ver al otro
y busca cubrir como ocurre en la perversión por parte del sádico –perverso; es decir, el que busca
abusar, engañar al otro o engatusar al otro, manipular, lo cual implica una
gran dosis de crueldad. Si bien mi
página y blog buscan enfatizar sobre las cualidades y posibilidad de
transformación del ser humano. No puedo
dejar de mostrar y buscar reflexionar así como comprender esta complejidad de
las más oscuras del alma humana.
Contra Nuca |
Surge ahí
el sádico o el masoquista los extremos, el sádico – es aquél que sufre
intensamente pero que es incapaz de conectar con su terrible dolor y sólo puede
expresarlo a través de su aparente ternura o simpatía que enmascaran una inmensa dureza, carga agresiva y crueldad con el otro, es decir sufre a través
de generar el dolor en el otro, no sintiendo mayor culpa o ninguna culpa por
aquella insensata y temible acción.
El
masoquista es aquel que no sabe hacer otra cosa que sufrir, repitiendo ese
dolor primero, impedido de ver lo que está detrás de él o negando lo que
percibe con tal de ser querido por otro, con tal de sumergirse en el otro y
perderse en él, generándose una unidad de
poder asimétrica con dos seres que se sienten uno o que tienen de alguna manera
la necesidad de completarse (SADICO-masoquista).
El sádico-perverso es el que distorsiona, el que no asume culpas,
el que es tierno de día y cruel y oscuro de noche o cuándo nadie lo ve,
tornándose en alguien con contradicciones, incoherencias que saldrán a la luz
al ser confrontado por la suma de sus ocultas y bizarras acciones y buscará salir impune de toda acusación tergiversando los hechos, evidenciándose su inmensa dificultad en hacerse cargo de sus propias acciones y sus consecuencias, así como la gran dificultad que tiene en relacionarse con la realidad y la propia concepción de sí mismo.
El
masoquista-perverso es aquel que no quiere “ver” ni percibir, que niega las
fallas en el otro, el que se deja engañar, el que se expone y subyuga al poder
del otro . A mi manera de ver
representado en estos oleos de Cabrera.
En la muestra e instalación el personaje principal es el masoquista el que está expuesto al daño, sufrimiento o dolor, y el sádico aparentemente casi no se "ve", salvo en la video-instalación pero todo está impregnado de su presencia oculta y como dice el nombre de la muestra se percibe que está al acecho.
A pesar de no poder "ver" directamente algunas cosas las personas tenemos una gran capacidad intuitiva y registro sensorial y perceptivo inmenso; la piel por ejemplo, es uno de los sentidos más grandes y sensibles que tenemos y podemos darnos cuenta de aquello que se busca hacer oculto a nosotros. Tal vez es sólo cuestión de estar listo para poder empezar a "mirar " y enfrentar.
Comparto una breve historia que nos alcanzaron en una hora con motivo de la muestra "Es posible que acechar una imagen sea el
equivalente de una imagen que nos acecha.
Hay esta escena que en teoría sucede en algún momento previo al año 52
AC europeo: el gran jefe galo Vercingetórix deja accidentalmente caer un objeto
al piso y uno de sus subalternos más queridos corre a levantarlo del
suelo. Al momento de inclinarse deja aparecer, como un punto
de luz, la piel blanquecina de su nuca al descubierto. Ni bien la ve, Vercingetórix desenvaina su
espada y decapita de un sólo golpe al subalterno. Al ser inquerido por el horroroso y
sangriento gesto que acaba de ejecutar, el jefe galo declara que era un golpe
demasiado bueno para dejarlo pasar...
En esa tentación está encerrada parte del gesto
de acercarse a ellas, las imágenes y reconstruir y recuperar aquello deliberadamente oculto u
acaso obliterado por los hechos. La discusión
acerca del obstáculo en la percepción visual y la tentativa de develar el signo
de aquello que no podemos o nos es impedido ver, pero que contiene la promesa
del signo reintegrado, es uno de los motores argumentativos de esta muestra....
Dentro de esta lógica las imágenes son ese iceberg
que sólo permiten visualizar una parte mínima de aquello que llevan en su
equipaje sensorial: aquello que no se ve
pero que el espectador asume y completa en un acto de fe ( una cosa moral) y de
un acto de reconocimiento y percepción (un proceso óptico fisiológico). Y a su
vez, los videos y notablemente la video instalación en la que el artista de reconstruye el sonido de una de las escenas claves de Vértigo (aquella en
la que el protagonista encuentra su propio trauma en una persecución) .... el movimiento de cámara al acercarse a Madeleine
sentada de espaldas en el museo, completan un cuadro sensorial anunciado desde
el principio de este argumento.."
Interesantísima muestra y con un concepto muy bien logrado a mi modo de ver sin nombrarlo pero estando al acecho en todas las imágenes sobre La Perversión.
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