Ayer estuve en una librería habían muchos libros de psicología de trastornos, faltas y carencias y no pude encontrar el libro que andaba buscando. Estamos tan enfocados en la falta, en la falla del otro, buscando el problema, la patología, el trastorno, que nos olvidamos nuestro origen de luz, nuestra conexión con el orden del universo, por eso nos cuesta tanto sanar y ayudar a sanar. Muchas veces los primeros que hacemos eso somos los mismos psicólogos, terapeutas y doctores, pues eso nos enseñan en la universidad. Y uno mismo cuando decide sanarse pasa por lo mismo por parte de otro psicólogo, médico, las instituciones para sanar tienen las mismas características entre los colegas. Tiene que pasar mucho tiempo para poderse ir limpiando de esta forma tan intelectualizada y perversa de mirar y mirarnos a nosotros mismos, de esta inmensa sombra, de darnos cuenta que lo que le pasa a la persona que estoy atendiendo es lo que me pasa a mi también y tengo que aceptarlo, que no estoy por encima de él o ella, sino que ambos estamos luchando por sanar, por comprender y que todos estamos juntos en esto. Ya no me gustan las pruebas psicológicas ni los informes. Ahora me gusta ser amable y afectuosa, invitarles un té a las personas que me vienen a visitar, conversar y reírme con ellas o sentir tristeza y preocupación por lo que me cuentan, ya no me interesa representar ningún papel, ni estoy tan pendiente del reloj. Ahora busco que pensemos juntos, que sintamos juntos y nos apoyemos juntos en este hermoso encuentro que la vida nos preparó.
~Adriana
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