El niño o niña pequeña utiliza el
juego, la creatividad e imaginación, y fantasía como lenguaje
propio para el despliegue de su mundo interno, es una de sus principales
vías de elaboración y comprensión de vivencias, es la forma como él
reconoce el mundo; por lo que no es algo inusual que el
niño en edad pre-escolar (hasta 5 años) o inclusive hasta los 7 y
en algunos casos la pubertad en menor grado, pueda crear un amigo
imaginario. El amigo imaginario puede estar íntegramente en su imaginación o
puede pasar a ser un objeto o peluche, es algo que él inviste con proyecciones
de su propio mundo interior, posibilidad interna que le permite
procesar y además expresar contenidos muy profundos de sí mismo, sueños,
deseos temores, tristezas, agresividad, y otros sentimientos y aspectos
inconscientes que son difíciles de poder entender y poner en palabras y
se vuelcan a través de esta vía y posibilidad de expresión poniendo así
en despliegue su capacidad de juego y transformación.
Se considera que el niño
en lo que se refiere al periodo de infancia temprana (1- 5 años) está más
ligado a la fantasía y al juego imaginario: sin embargo, se puede observar en
el campo de la psicología clínica que hay niños de mayor edad 7 o inclusive
púberes que recurren a esta posibilidad, la que el amigo imaginario les
proporciona, como es el diálogo con uno mismo, con una especie de alter ego,
pero que no es otro que uno, y de alguna manera hacer lo que el juego permite
tener cierto control
sobre la
realidad y procesarla como el juego del carretel que Freud nos narra en uno de sus escritos para
explicar el juego de un niño y su carretel acercándolo y alejándolo para procesar el propio alejamiento y acercamiento de
su madre.
El saber usar la
imaginación o creatividad implica entre otros aspectos el saber diferenciar
entre la realidad y la fantasía, siendo la creatividad sinónimo de un niño o
niña saludable. Cuando el bebé nace para por una etapa de omnipotencia y
piensa que todo lo de afuera inclusive su madre es parte de él mismo, conforme
va desarrollándose durante el primer año de vida, es a través de la relación
con su madre, padre y medio ambiente que el niño va dando paso a su salida al
mundo externo, es allí que el niño puede entrar y salir de él. La imaginación
y creatividad es algo saludable, propio del niño y de su juego, esta no se
pierde sino se va transformando conforme el niño crece y se hace adulto
encontrando otras vías de expresión como el arte, la cultura y el trabajo
(Winnicott, D. 1971)
Si nos remitimos a la
literatura latinoamericana esta propensión por parte del niño la encontramos en “Mi planta de Naranja-Lima” dónde el personaje
Zezé , niño extremadamente
sensible y travieso que vivía en un entorno difícil tanto económica como
afectivamente, a
raíz de una mudanza a una nueva casa escoge a quien llama “Minguito o Xururuca” su planta de naranja lima. Es así que Minguito se convierte en
depositaria y compañera de todas sus aventuras y sueños, como medio de escape a
su realidad; es decir, la planta es convertida en su amigo imaginario y de alguna manera él deposita aspectos de su yo que
le sirven de sostén y compañía en momentos adversos, además de servirle de ayuda para procesar sus diferentes vivencias.
No es extraño que los niños que creen
amigos imaginarios sean niños con muchos recursos emocionales, muy sensibles y
perceptivos, con una gran posibilidad de creatividad y expresión, buscan
comunicar a través de sus amigos imaginarios, comportamientos,
situaciones o sentimientos que expresan muchos aspectos relevantes de sus
relaciones y su entorno a sus adultos cuidadores, generalmente buscando una
mayor comprensión y empatía. Hay padres que quieren
mucho a sus hijos y se preocupan por ellos pero cuesta empatizar y conectar con
algunos aspectos muy sensibles y afectivos de los pequeños; otras veces,
existen ciertas carencias afectivas y soledad (en algunos casos los hijos más
pequeños o únicos), es allí dónde el amigo imaginario puede surgir
también, es una especie de recurso y apoyo que el niño se da a sí mismo y que a
la vez le permite comunicar cosas que requieren de otra vía
adicional de comunicación a la palabra. Otras veces es una forma también
de no querer asumir responsabilidades, “mi osito fue el que lo rompió no fui
yo”, requiriendo que el padre o madre apele a su prueba de realidad,
diciéndole “yo sé que juegas así con tu osito, pero fuiste tú el que lo
rompió”. Ya que es importante en el
niño trabajar la prueba de realidad; es decir, una función del yo, gracias a la
cual éste discierne las percepciones internas de las externas (Nasio). Respecto de la realidad exterior, hay una relación de
acatamiento, se reconoce el mundo como algo que exige adaptación. Hay que tener claro que existe un largo trecho entre
imaginar y alucinar, ya que la imaginación es una capacidad y
recurso y la a alucinación implica una distorsión de la realidad la
dificultad de diferenciación entre lo interno y el mundo externo
y es propia de la psicosis, una patología grave en salud mental.
El amigo imaginario es
también una
vía por la que el niño expresa cosas imposibles de decir, muchas veces cuando
un niño empieza psicoterapia y se empieza a lograr una mayor comprensión de sus
necesidades emocionales y el niño se siente más escuchado, el amigo
imaginario desaparece.
En realidad hay muchas teorías, desde
muchos enfoques y aspectos la mayoría enfocadas a la posibilidad de jugar y
a la capacidad de crear e imaginar, así como las que nos hablan del desarrollo
y estructuración del psiquismo del infante y niño y que con el pasar del tiempo
van modificándose hasta llegar a la adultez sin que eso implique la pérdida de
esta posibilidad sino la transformación de la misma.
Podemos ver que los aspectos que se
ponen de manifiesto en la capacidad de crear un amigo imaginario están
referidos a la imaginación simbólica en la cual el niño crea símbolos,
asimila la realidad de manera subjetiva con ayuda de superposiciones y así puede
dar vida a objetos como crear un amigo imaginario, etc. La
creatividad en el niño está asociada al concepto de pensamiento divergente; es
decir, la forma de pensamiento que busca todas las soluciones posibles a un
problema (Pepler 1982)
Estos niños y niñas que
crean amigos imaginarios tienden a ser extremadamente perceptivos con mucha
conexión con ellos mismos y el clima emocional del entorno, generalmente aspectos
afectivos y de elementos que se evidencian en los vínculos cercanos,
de allí que puedan tener un mayor entendimiento de lo que pasa y requieren
justamente un acompañamiento particular de parte del adulto que normalmente va
perdiendo esta sensibilidad y capacidad de percepción y conexión, las cuales
son funciones mentales y requieren de un ejercicio constante; el cual, por
ejemplo deben realizar los psicólogos o psicoterapeutas para el logro de
empatía y ser “caja de resonancia” de su paciente sea este niño, o adulto para
lograr el proceso de cura del mismo.
Es así que este niño o niña
crea su amigo imaginario el cual le permite desarrollar múltiples habilidades,
recursos emocionales y capacidades, entre ellas las sociales, buscando el
acceso a esta posibilidad a través de una experiencia primera con este amigo
imaginario; por ejemplo, para el logro de su adaptación y eficacia en las
relaciones con los otros, estos niños además en algunos casos se
plantean diversas hipótesis para poder desarrollar el
“actuar” de su amigo imaginario lo que implica el despliegue de
habilidades cognitivas, emocionales y sociales o interpersonales. Muchas
veces cuando el niño accede finalmente a un entorno social comprensivo y
acogedor, con” otros” que están dispuestos a interactuar con él de manera
empática y comprensiva ,ya sea niños de la misma edad o adultos, el amigo
imaginario pierde su función y fuerza.
Para los padres
Lo principal para los padres es que
puedan empatizar y tratar de “conectar” con su niño o niña, para ello es
necesario pensar y pensarse ellos mismos, para que puedan remontarse a sus
propias experiencias infantiles como hijos; si eso es factible,
podrán comprender qué sentido tiene este amigo imaginario en su niño y su
familia, ya que nada de esto es una manifestación aislada, sino expresión
también de un tramado familiar, y si vamos más allá inclusive de un tramado
social. De esta forma, podrán ir acogiendo lo que su niño(a) les
expresa y realizando cambios así como enriquecer y fortalecer la relación
padres e hijo, así como vínculos familiares con estos elementos.
No hay que olvidar que el niño o niña
requiere de un entorno social cálido y agradable para seguirse desarrollando
fuera del ámbito familiar con otros niños o niñas de su edad. Favorecer
el contacto con los pares es sumamente importante, no sólo acudiendo al nido o
colegio, sino también promoviendo encuentros fuera de él como reuniones de
juego, paseos y actividades grupales y con otros padres, también para que los
mismos padres socialicen. A veces pasa en consulta que los padres se
quejan de que su hijo o hija está muy aislado y no tiene amigos; pero cuando se
les pregunta cómo ellos socializan no saben qué decir, se
dedican sólo al trabajo y estudio y no tienen actividades con otras personas de
su edad o mayor interacción con ellos. Es importante que
el niño observe este aspecto en sus padres para que le
sirva como modelo o referente y además esté
inmerso en experiencias sociales; ya que es sumamente importante observar
que sus padres socializan con otros adultos u otros padres para que
ellos también puedan socializar y desarrollar mayores recursos
emocionales y posibilidades para la socialización y el
establecimiento de vínculos afectivos satisfactorios con otros.
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Artículo "el Amigo Imaginario", "Revista Padres", Julio
2012
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