El ser nuestros propios madre y padre es una tarea que tenemos que descubrir y realizar en el proceso de amarnos incondicionalmente. Ser madre y padre que reconfortan, alientan, cuidan, calman a su niñ@ interior, también a veces hablarle fuerte para que pueda entender algunas cosas pero con amor. Se dice que en el camino hacia la autonomía tenenos además que ir más allá y retroceder en el tiempo, gestándonos a nosotros mismos y pariéndonos nuevamente. Muchas veces las personas pueden soñar durante este proceso que dan a luz a un hermoso bebé que no es otro que ellos mismos, o que sus madres dan a luz muy fluidamente a un o una bebé y ellos asisten, un bebé rozagante y vital o uno que vuelve a la vida. Cantarle un arrullo a nuestr@ niñ@ interior, contarle un cuento y cocinar un plato nutritivo es también una forma de demostrarle cuánto l@ amam@s y si escuchamos en el silencio o tocamos tambor él o ella nos irá diciendo cómo está y asi nos seguirá guiando. Para abrir la puerta al contacto con nuestr@ niñ@ interior podemos poner cerca a nosotros de manera cotidiana una foto de pequeñ@s, la que más nos guste y empezar a decirle algunas cosas que pensamos y sentimos le gustaría oir, la reflexión, el tocar música de manera intuitiva, así como danzar o el arte nos abre también a el diálogo con este hermoso y sensible ser que nos habita.
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