No es un tema agradable, pero el abuso sexual infantil es algo muy frecuente y las estadísticas y los casos que nos llegan al consultorio nos hablan de que dónde se da es mayormente dentro de las propias familias, y en todos los estrato socio-culturales, lo que nos da cuenta de una gran perturbación emocional en los adultos madre o padre de estos niños, tíos, tías, abuelos, etc. y nos habla de un gran deterioro de la sociedad que ha perdido su función de protección y de soporte para todos y todas sus miembros.
Los padres o madres que abusan de sus hijos o hijas o que los exponen a una situación de abuso sexual por parte de sus otros familiares, nos hablan de una situación dónde los adultos han visto perdida su capacidad de cuidado y protección, función inherente a la maternidad y paternidad, la de cuidado, protección y afecto y ¿por qué se da esto? Porque estos madres y padres fueron también abusados sexualmente y pueden haberse identificado con su agresor, se han tornado perversos, y al momento de tener hijos vuelcan esta perversión en ellos, repitiendo el tipo de relación que tuvieron con sus padres o familiares, repitiendo la vulnerabilidad e impotencia, sufrimiento al cual fueron expuestos, repitiendo la dramática historia, pero por el hecho de ser adultos no los exime ahora de la responsabilidad de sus acciones al hacerle daño al menor, lo cual va en contra de los derechos del niño y es considerado inclusive un delito penal.
Es importante mencionar que el abuso sexual infantil muchas veces se da de una manera muy escondida, el abusador aprovecha el vínculo de afecto, confianza y de poder que tienen con el niño o la niña para fines perversos. Generalmente se da en el contexto de que uno de los padres se descuida y es el otro que abusa de él o ella a través de juegos corporales o tocamientos que terminan siendo realmente juegos sexuales, buscando el agresor exponer al niño a una erotización buscando que esto le genere placer sexual al adulto perturbado. El niño o niña no lo ve como tal, "es un juego" le dice el adulto y de esta forma los pequeños piensan que es una demostración de afecto más de su padre, madre o familiar, inclusive puede ser que la disfruten debido a que sienten placer corporal también y porque los niños inclusive los bebés cuentan con una sexualidad desde que nacen.
Otras veces el padre o madre o familiar busca la exposición de su cuerpo ante los niños, dormir con él o ella, cambiarse, bañarse, etc. inclusive hasta que los niños y niñas están grandes, buscando generarse una excitación sexual al realizar estas actividades con sus hijos o hijas, lo cual nos habla de las dificultades emocionales y sexuales de estos adultos y nuevamente de la perversión.
La penetración no es la única forma de abuso sexual, hay otras como menciono anteriormente y son las más frecuentes, las que parecen "otra cosa" que realmente no son, el buscar excitación sexual por parte del adulto consciente o inconscientemente buscando contacto físico o a través de un discurso sexualizado o actitudes eróticas con los niños o niñas es seducción y puede llegar al abuso sexual. En algunos casos los agresores imponen la llamada "ley del silencio" (Barudi 1933) manipulando a la víctima para que ésta guarde "el secreto", lo cual impide que el niño o niña pida ayuda y tiene serias consecuencias para su desarrollo y salud mental.
El amor hacia los hijos o hijas no debe tener ninguna carga de tipo sexual, ni besos en la boca, ni tocar las partes del cuerpo íntimas, ni compartir la cama, ni bañarse, y hay que tomar en cuenta que el afecto sano de los padres o familiares hacia los niños y niñas de la casa debe ser guiado por la ternura no por lo erótico o sexual y tener cuidado de traspasar esa delgada línea.
En la estructuración de una familia sana, donde los padres tienen un rol protector, de cuidado y afecto y contención, es importante poder establecer y que esto sea percibido por el niño o niña, que los padres forman una pareja donde el amor, el respeto y la lealtad es parte de su relación y que son ellos los padres, los que ejercen su sexualidad de una manera sana y madura, excluyendo al hijo(a) de ser partícipe de esta; es decir, excluir al hijo o hija de la escena originaria primaria, de la sexualidad de sus padres, para eso cerrar la puerta basta. El hijo o hija conforme crece sabe e imagina lo que sus padres hacen cuando están solos o con la puerta cerrada pero no lo ve y el no verlo lo ayuda a la estructuración de su identidad y de su sexualidad. Aquí el hijo o hija es excluido(a) de esto pudiendo transitar adecuadamente la etapa del complejo de Edipo en el niño o Electra en la niña Etapa entre los 3.5 y 6 años en la cual ambos niño y niña tiene deseos y fantasías amorosas con el padre del sexo opuesto y la cual se transita de manera satisfactoria cuando los padres tienen una actitud no sexualizada con sus hijos y los ubican en su rol excluidos de la escena originaria primaria, la escena sexual, a través de la instauración de la ley de la prohibición del incesto, es allí dónde se consolida la conciencia moral que indica qué está bien y qué está mal, la personalidad del hijo o la hija se estructurará desexualizando a los padres e identificándose con aspectos de ellos, y buscando posteriormente la satisfacción de sus deseos sexuales y amorosos fuera del ámbito familiar, si la ley falla y se da paso a la seducción y/o el incesto, ahí devendrá en un trauma para el niño o niña.
Es un tema delicado , muchas veces los adultos víctimas de seducción o incesto "no saben" que lo fueron hasta que empiezan a desarrollar trastornos o síntomas: fobias, temores, angustia y depresión, síntomas psicosomáticos, dificultad para llevar una vida sexual y amorosa de pareja satisfactoria, relaciones de pareja dependientes, manipuladoras y violentas y es en el trabajo en el consultorio que se va descubriendo el origen de tales dolencias.
Las consecuencias de un abuso sexual son terribles, la confusión y el dolor de haber sido dañado por alguien en quien el niño o niña confiaba es una herida muy grande que demorará en cicatrizar y curar y para lo que requerirá de un profesional en salud mental psicoterapeuta o psicoanalista. La culpa de haber sido partícipe de una situación incestuosa es inmensa, el niño o niña piensan que lo favorecieron a veces, inclusive que no pudieron librar a los otros niños de la familia de aquella situación, el liberarse de esa culpa los aliviará enormemente, al no tenerla y por haber sido los padres los que eran responsables de su cuidado y protección.
La mayoría de las veces esta situación de abuso es algo transgeneracional, es decir viene de generación en generación donde el abuso sexual ha sido una constante, y puede continuar ocasionando un sufrimiento en el adulto y/o dañando a las generaciones que están por venir. Si sientes que alguna vez estuviste expuesto a una situación así o tienes los síntomas que menciono en este artículo busca ayuda psicológica para no seguir sin entender, para no seguir sufriendo y no seguir repitiendo esto con tus hijos o hijas.
Por otro lado, si observas que tu hijo o hija pequeña tiene síntomas como: baja autoestima, inseguridad, temores, fobias, pesadillas, enuresis (se orina en la cama o de día), tristeza, se aisla, se inhibe, se toca sus parte íntimas con frecuencia, toma cosas ajenas, miente o inventa historias, se vuelve agresivo o autodestructivo, busca ayuda psicológica inmediatamente.
La familia tiene la función de proteger y cuidar a los más indefensos, los niños y niñas, y la sociedad también como grupo en el que estamos todos inmersos. Los niños y niñas tienen derechos y merecen la posibilidad de un ambiente familiar adecuado para crecer y desarrollarse libre de violencia, de perversión, de abusos.
Esforcémonos todos y todas por cortar con el círculo de la violencia sexual, protejamos y cuidemos a nuestros niños y niñas, busquemos ser buenos padres y madres, busquemos lograr una mejor sociedad donde los niños y niñas sean lo más importante.
Bendiciones
Adriana
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